agosto 29, 1997

Sueños y visiones para la Venezuela del 2000

De solo pensar en la posibilidad de que mis tres lindas, inteligentes y avispadas hijas tengan que, junto a sus demás compañeras y compañeros venezolanas, atravesar el umbral del próximo milenio agarraditas de las manos de cualquiera de las actuales opciones electorales, me crea un nudo en la garganta. No lo digo por sugerir que dichas opciones no estén fundamentadas en personas eficientes y de buenos sentimientos sino por el simple hecho de que, hasta la fecha, ninguno de ellos ha logrado presentar una visión o un sueño inspirador.
Al país le esta haciendo una verdadera falta los sueños y las visiones relativos a su futuro. Sin ellos no se lograra estimular ni los esfuerzos ni los sacrificios tan necesarios para tener una posibilidad de situar a Venezuela entre los países verdaderamente desarrollados. Para lograr un desarrollo no existe recetarios perfectos pero me recuerdo de un proverbio chino que recomienda apuntar al cielo ya que aún cuando no lo alcances, habrás de llegar mas alto que apuntando a algo sobre tu nivel.
Veamos un ejemplo de sueños. En Malasia pais con una población de 20 millones en un area casi la tercera parte de Venezuela recientemente lanzaron un plan para un costo de 20.000 millones de dólares crear una especie de parque de tecnologia informática. Dicho parque, situado entre la capital de Kuala Lumpur y su aeropuerto internacional, área que comprende unos 50 Km de distancia, incluirá entre otros la fundación de dos ciudades nuevas, la instalación de unas redes de comunicación de fibras ópticas de inmensas capacidades y la promesa de desarrollar tanto un gobierno como una serie de leyes que se adecuen al manejo de una realidad cibernética.
Para ocupar tal parque se ha cursado invitaciones a las principales empresas tecnológicas del mundo e induciéndolas a participar en la generación de una serie de proyectos futuristas tales como la creación de "colegios inteligentes", medicina teledirigida y el diseño de procedimientos electrónicos de gobierno que eliminen el uso del papel. 
Para la fecha y en base a beneficios tales como incentivos fiscales, protección de la propiedad intelectual y libertad de censura (algo importante para el mundo del Internet) una gran cantidad de empresas importantes ya han mostrado serias intenciones de unirse al proyecto.
Sin calificaren absoluto sobre si el plan de Malasia tenga sentido o no, en Venezuela no existe nada similar. Si analizamos la actual oferta de sueños y visiones nos encontramos con una selección vergonzosamente pobre, encabezada por la posibilidad de un sistema de identificación inteligente con cédulas de 4 K. 
Hasta en el caso del tantas veces prometido tren a Cúa, su último renacimiento publicitario lo pregona más como una solución al problema de Caracas que como una apertura al desarrollo. En los sueños ferroviarios de otras épocas los trenes cruzaban todo el territorio nacional. Probablemente ni existían planes para una estación en Cúa. 
Planes audaces como el de por ejemplo utilizar los recursos obtenidos en la reciente subasta petrolera para equipar con computadoras a cuatro millones de estudiantes, darles total acceso a la información existente en la red mundial de Internet y ofrecer así la posibilidad de una verdadera revolución educativa y social, son planes que no se plantean, ni como posibilidades. 
En cambio los recursos de la apertura petrolera, obtenidos saqueando los flujos futuros que en verdad habrían de pertenecer a nuestros hijos y nietos, probablemente se utilizaran para satisfacer gastos salariales de una burocracia, la cuál anticipando Malasia también parece haber eliminado el uso del papel, aún cuando en este caso no por diseño sino por incapacidad logística. A que cabeza hueca puede alegrarle el hecho de que las reservas del Banco Central hayan subido alcanzando un record superior a 18.000 Millones de dólares cuando las verdaderas reservas del país, su juventud, se encuentra desprotegida y desnutrida.
Como país considero que entre todos tenemos una responsabilidad inmediata de lograr desarrollar unos planes o visiones futurísticos que provean no sólo un sentido de dirección pero que además garantice satisfacer las necesidades de ilusión tan propias de la juventud. De nuestros líderes debemos esperar la capacidad de entenderlos, asimilarlos y convertirlos en realidad.
Dios quiera que llegado el 31 de Diciembre de 1999, no tenga necesidad de anunciarle a mis hijas la mudanza a un exitoso parque informático Malasio. Dios quiera que la ilusión que brille en los ojitos de ellas, incluya a Venezuela.



En 2009: "Papá, ¿cuándo crees que estén dadas las condiciones para regresar a nuestro querido país?"
"Hijas, cuando en nuestro país el petróleo u cualquier otra clase de monopolio no le otorgue tanto poder a un Estado o a un grupo reducido de ciudadanos sabiondos.” 

https://radicaldelmedio.blogspot.com/2009/08/necesitamos-de-ghandis-criollos-con.html



agosto 14, 1997

¡Shhh! ¿Por qué debemos hablar tanto de la corrupción?

Traducido del Daily Journal
En el pasado, las estadísticas sobre cuestiones sociales en Suecia indicaban una tasa de suicidio extremadamente alta, mientras que las mismas cifras en México implicaban una tasa muy baja. Recuerdo que se sugirió que esto se debía a aberraciones estadísticas causadas por el hecho de que en Suecia el suicidio no era tabú y estaba debidamente registrado como tal, mientras que en México esto se ocultaba mayoritariamente y se registraba como muerte por cualquier otra causa que no fuera el suicidio. a los estigmas sociales involucrados. Realmente no sé si esta explicación fue correcta o no, pero me viene a la mente cada vez que veo clasificaciones que comparan países corruptos con países absolutamente limpios.
Evidentemente hay corrupción en Venezuela, y con venganza. Tanto la corrupción material que implica el pago de todo tipo de comisiones como la corrupción menos tangible que incluye la corrupción intelectual que permite nombrar a personas claramente ineptas para puestos públicos importantes. Por cierto, esto último suele ser mucho peor a largo plazo que lo primero. Una comisión “tangible” pagada a un oficial para acortar una discusión relacionada con una infracción de tránsito puede costar alrededor de cuatro dólares. ¡Ni siquiera quiero empezar a calcular el costo de la corrupción intangible que mencioné anteriormente!
De todos modos, siempre me resulta muy difícil entender cómo Venezuela, en este mundo globalizado nuestro, logra siempre ocupar posiciones tan destacadas entre las naciones más corruptas. No somos ángeles ni mucho menos, pero no creo que podamos mirar esta situación en términos de día y noche, blancos y negros, naciones corruptas en un rincón y países no corruptos en el otro. En mi oficina cuelga una copia enmarcada de un fax enviado en 1990 a un exportador venezolano informándole que unas muestras enviadas por él a una ciudad europea conocida por su orden en una aerolínea europea habían llegado y habían sido almacenadas en los almacenes de otra aerolínea europea. . Desgraciadamente, luego fueron robados. Se pidió a nuestro exportador que enviara más muestras, esta vez sin marcar y en un sencillo envoltorio marrón, ya que de otro modo era difícil garantizar la seguridad del envío (esto, por cierto, no es una broma).
También me resulta difícil comprender el fervor con el que la mayoría de mis compatriotas nos aseguran la existencia omnipresente de la corrupción. Por supuesto que existe; pero ¿qué tan malo es realmente? Y si realmente es tan malo, ¿conviene hablar tanto de ello? Ser tan vehemente sobre nuestra corrupción es un poco como una doncella que, habiendo perdido su virginidad, corre por ahí contándoselo a quien quiera escucharlo, y con ello atrae la atención de otros pretendientes no tan bien intencionados. ¿No sería razonable ser un poco más discreto y prudente al respecto?
Recuerdo haber conversado con un exportador europeo que (en un arrebato de loable sinceridad) me explicó que en la estación de tren de su ciudad los ladrones se fugaban con una sexta parte de sus mercancías, en el puerto marítimo de su país otra sexta parte desaparecía y, naturalmente, al llegar a La Guaira, otro sexto fue “retenido”. Luego llegó a la conclusión de que la diferencia entre un país desarrollado como el suyo y un país subdesarrollado como el mío, era que el mío (es decir, La Guaira) llevaba la culpa de los tres “sextos” faltantes.
Durante todo este examen de conciencia sobre la corrupción en Venezuela, he logrado desarrollar varias hipótesis simplistas. Entre ellas está la que llamo “Hipótesis de Geraldo y Cristina” en la que comparo a algunos de mis compatriotas con los entrevistados en este tipo de tertulias y que, a través de una burda exageración de sus pecados, intentan equivocadamente llamar la atención sobre sí mismos. o para elevar sus valores de mercado de programas de entrevistas.
La teoría que ahora creo más interesante, sin embargo, es la posibilidad de que, al gritar “la corrupción lo ha invadido todo”, los venezolanos estén enviando el mensaje subliminal de que no necesariamente creen lo que dicen, pero que están seguros de lo que dicen. hecho de que la corrupción que existe no se puede erradicar por medios normales. Como ocurre en el tratamiento del cáncer, llega un momento en el que su invasión es tal que hay que olvidar la quimioterapia y no queda otro camino que la cirugía radical.
Bien podría ser que estos pensamientos sean simplemente una forma de ventilar mi angustia personal relacionada con un problema que afecta el futuro de nuestro país. Mientras tanto, antes de que pueda encontrar pruebas de un verdadero esfuerzo reformista, seguiré manteniendo ante mis hijos, para salvaguardar la ilusión que cada joven debe tener de su país, la tesis de que el comisario anticorrupción no ha podido hacer cualquier cosa debido a la ausencia de corrupción.



agosto 01, 1997

Cédulas a millón ($)

Traducido del Daily Journal

Reconozco que en el baile de los millardos de bolivares puede a veces resultar dificil determinar si se esta hablando de un monto importante o no. Cuando se expresa en dólares no. Durante las últimas semanas se le ha indicado al país la voluntad del gobierno de adquirir un nuevo sistema de cedulación en 500 Millones de dólares.
500 Millones de dólares es un monto realmente grande. Equivale por ejemplo al costo de 600.000 buenas computadoras o a 35.000 carros tipo mediano. Es bastante superior a las estimaciones de costo requeridas para renovar todo el sistema del acueducto metropolitano. En elementos del día a día significa 2.130.000.000 de tikets de metro A una modesta tasa del 10% representa unos intereses anuales de 50 Millones de dólares y los cuales repartidos sobre un nivel de 2 millones de cédulas al año resultaría en un costo, solo por intereses de 25 dólares por cédula.
El tema ha generado un debate en el pais. Lo sorprendente de éste es que se ha centrado en determinar si se han cumplido o no con los pasos formales referentes a un proceso de adjudicación, sea por via de licitación o negociación directa, y menos en analizar o cuestionar los procesos de como se esta prioritizando el uso de los recursos del pais. Supongamos exclusivamente para fines de una discusión de que existiese una comisión del 10% y que fuera a engrosar la cuenta de algún funcionario corrupto. Supongamos además que la inversión en sí no fuese necesaria y que los objetivos previstos pudiesen razonablemente cumplirse con una inversión de 100 millones de dólares. El costo para el pais del crimen de la comisión es de 50 Millones. El costo para el pais de haber tomado la decisión equivocada y aún cuando así lo hubiese hecho la propia Madre Teresa, sería de 400 Millones de dólares.
A veces un pais puede tener la necesidad de efectuar inversiones institucionales aún cuando existan necesidades primarias insatisfechas pero en este caso resulta dificil entender la relación costo beneficio que pueda haberle sugerido al Gobierno Nacional este cuantioso gasto. Por supuesto que sería agradable poseer un sistema de identificación de vanguardia pero el país tiene necesidades mucho más importantes como para permitirse el lujo de tratar de resolver a realazos un problema básicamente de orígen organizativo.
Es dificil en Venezuela cuando contemplamos el lastimoso estado de la salud y de la educación entender que alguien sugiera dedicar tan importantes recursos a resolver un problema que pareceria hasta ser secundario por cuanto paises desarrollados como Estados Unidos e Inglaterra ni siquiera poseen sistemas de identificación. 
Si en Venezuela tenemos un problema actual debido a la falta de equipos básicos, láminas y hasta de pasaporte es indiscutible que dicho problema se origina ante nada en una falta de capacidad administrativa y lo cual podría significar que aún cuando se efectúe la inversión en poco tiempo nuevamente suframos los impactos de la desidia.
Se nos ha dicho que de no aceptar la propuesta desarrollada, la del chip de los 4k, nuestra única alternativa sería la de un carnet estudiantil. No entiendo qué de malo tiene nuestra actual cédula de identidad laminada, si la pidiesen y emitiesen a tiempo.
Si no existe la voluntad política de evitar los fraudes y de castigar severamente a los funcionarios incursos en los fraudes de identificación, el sistema y por mucho que se invierta, no funcionará. Probablemente el único resultado sería el de elevar la tarifa que se cobra por la ilegalidad.
Como un pacificador se le indica a la nación venezolana que no hay de que temer por cuanto esta operación se efectuara de gobierno a gobierno. Quizas debamos recurrir a una conversación de pueblo a pueblo. Estoy seguro de que el pueblo alemán, de mostrarles una fotos de la sala quirúrgica del Hospital Pérez, estarían poco de acuerdo con el valor ético de vendernos un sistema de identificación en 500 Millones de dólares.
Finalmente y como un ejercicio intelectual le pregunté a varios de mis amigos sobre que cosas malas se puede hacer con una cédula falsa. Ninguna de las sugerencias llegaba ni cerca de los horrores que puedan producirse con por ejemplo una falsa licencia de conducir. Excepto quizás la de poder elegir nuestros gobiernos y para evitar tales desgracias quizás 4 k no sean suficientes.