noviembre 29, 2012

¡Uyuyuy!

Leo al funcionario Barroso de Cadivi decir: "se ha incrementado las solicitudes para viajes, y dentro de ese auge, se ha detectado casos irregulares con casi 90 mil personas que han obtenido divisas, mas no viajado"... y no puedo dejar de pensar en la posibilidad de que esos irregulares puedan haberle dado un uso mucho más productivo para el país a esas divisas, que viajando. 
El funcionario Barroso explicó "es una estructura de crimen organizado que está tratando de captar personas por una cantidad pírrica de dinero"... y no puedo dejar de pensar en "bueno, mejor pírrico que nada". 
El funcionario Barroso recordó que personas que incurran en delitos de este tipo pueden ser sancionados con pena de cárcel entre 3 y 7 años, de acuerdo a la Ley Contra los Ilícitos Cambiarios... y no puedo dejar de pensar en nuestras cárceles... o en la posibilidad de que quienes más merecen estar en la cárcel (por supuesto no en cárceles inhumanas) son aquellos quienes mantienen este subsidio inmoral, para que los venezolanos que tengan los recursos, puedan viajar más barato al exterior. 
De ser gobierno, y tener que disponer de esas divisas a nombre de mis paisanos, Dios me libre de tal responsabilidad, analizaría la posibilidad de entregarle unos cuantos dólares a cada turista extranjero, por cada boleto de viaje a Venezuela y por cada noche que pase en una habitación hotelera en nuestro país. Eso por lo menos podría ayudar a muchos conseguir unos empleos turísticos, que les permita soñar con viajar, sin restarles nada a otros, y sin debérselo al cacique de turno.
Un amigo, un furibundo oposicionista, con cuyas opiniones a veces disiento, pero a quien me une un fuerte amor por Venezuela, en un foro expresó lo siguiente con respecto a la reciente y notoria tragedia carcelaria, una de tantas. 
"No sé ustedes amigos, pero lo que soy yo me he sentido profundamente indignado durante ya catorce años. La indignación no es cuestión de días o semanas. En nuestra Venezuela de hoy o somos rebeldes, o somos cómplices, no hay término medio. Quienes guardan silencio frente a este delito son cómplices. ¿O es que aceptan una definición selectiva de lo que es inmoralidad?
Contesté: "La verdad sea dicha, yo llevo pronto como 40 años de indignado; desde esa vez en 1974, en el Fondo de Inversiones de Venezuela, como gerente de Diversificación, cuando se me ordenó un lunes preparar el análisis del Plan IV de Sidor, con inversiones por 2 mil millones de dólares, y tenerlo listo para su aprobación, el viernes. 
Cada sociedad aprende aceptar mucho de lo que no debería aceptar, a causa de lo que podemos llamar "hechos o realidades de la vida". Una sociedad que concentra el poder en el Gobierno tanto como lo hacemos nosotros, tiene por supuesto una muchísima mayor cantidad de "hechos o realidades de la vida", y lo cual causa que igual acepte muchas más cosas de las inaceptables, comparado con una sociedad donde el poder se encuentra más disperso". 
¿Cómo es posible que aceptemos vivir para siempre en un sistema donde nos autodeclaramos inmaduros para manejar nuestras propias resultas petroleras? ¿O es que estamos subyugados hasta los tuétanos? 
¡Uyuyuy! Si al vecino le va mejor... de seguro que está con el Gobierno. Imagínense si fuese por cuanto sepa sembrar sus resultas petroleras mejor que yo... ¿quién lo aguantaría? ¡Yo no! ¡Qué va, la vida es demasiado corta para responsabilizarse! ¡A mí que no me quiten ni mis pañales, ni mi niñera, ni mi teterito Cadivi!".