¡Aguántense ahí! No se me preocupen. El 7 de Octubre votaré por Henrique Capriles, con entusiasmo y sin dudas.
Lo haré aún cuando lo que dice dista de convencerme, por cuanto sé tener mejor posibilidades de dialogar con él, que con un cacique cansado amante de su propia voz, y quién para comenzar mucho menos me convence… especialmente por las demasiadas evidencias provistas por un turno de 14 años, el cual se nos ha hecho eterno.
Y, como llevo tiempo diciendo, sé que Henrique Capriles será el ganador, por la sencilla razón de que una cierta falta de ilusión, mata menos las ganas de votar que una desilusión cierta.
De reojo observe una cuña oficial donde un joven emprendedor expresaba la satisfacción por haber obtenido un crédito, con un “¡Qué bonito es cuando confían en uno!”.
Y candidatos, quienes les exigen a los ciudadanos votantes la ciega confianza de entregarles todas las resultas petroleras para gobernárselas, pero no son capaces de confiar en la capacidad de esos mismos ciudadanos de poder manejar bien su propia pequeña cuota parte de tales resultas, simplemente jamás me podrán convencer.
Ya quisiera que cada uno de los venezolanos, especialmente aquel viejito hambriento y abandonado que sentado en una esquina mendiga favores, sacase la cuenta de cuánto fue el monto de su cuota parte de resultas petroleras qué, durante su vida, le confió a sus gobernantes.
Ya quisiera que cada uno de esos gobernantes, creyéndose tan importantes ellos, se atrevan a sacar la cuenta de lo poco que hicieron con las resultas petroleras que los venezolanos les confiaron, especialmente aquellos viejitos hambrientos y abandonados sentados en las esquinas mendigando favores.
De que aquí nadie le confió esas resultas a los gobernantes… y simplemente son del gobierno para manejar… ¡No! Nuestra ignorancia no nos exime de culpa. Nosotros se las hemos confiado, no por comisión sino por omisión. Y es hora de dejarnos de tal infantilidad… así sea sólo comenzando por cada uno de nosotros exigirles un recibo individual de cuanto les hemos entregado en el año.
Les pregunto: ¿Cómo es que lo que se conoce como la derecha, o mejor dicho los que se conocen como neoliberales, aquellos que dicen confiar en el mercado, cuando les toca, no confían para nada en que el venezolano pueda, vía el mercado, sembrar bien sus propias resultas petroleras… y deciden que es mejor que estas sean manejadas centralmente…por supuesto por ellos?
Les pregunto: ¿Cómo es que lo que se conoce como la izquierda, o mejor dicho los que dicen desvelarse por los derechos del pueblo y querer asegurar la participación ciudadana, no confían para nada en que el venezolano pueda, con sus propios criterios, sembrar bien sus propias resultas petroleras… y deciden que es mejor que estas sean manejen centralmente…por supuesto por ellos?
“Ah, pero primero hay que educar a los venezolanos”… oímos ambos bandos responder… haciéndose siempre muy sordos ante la repregunta del ¿Quién educa a los educadores?
¡Qué va! Una nación se construye con ciudadanos que han aprendido responsabilizarse por lo suyo, y no por ciudadanos por los cuales los gobernantes insisten en responsabilizarse… pobrecitos, tan sacrificados ellos.
¿Cuándo será que esa gran palanca que todos ven en el petróleo, sea para nosotros los ciudadanos apalancarnos?
De reojo observé otra cuña oficial donde se declaraba que Venezuela tenía el salario mínimo máximo del continente… como si fuese una gran fuente de orgullo nacional…