marzo 23, 2005

¿Napoleón? ... ¡no!

Recientemente, un articulista desbordándose en elogios sobre Napoleón Bonaparte, termina diciendo que su legado inmortal transmite esperanza y nos enseña que lo imposible no existe.”… Me atraganté, pues acababa de leer la biografía de Napoleón escrita por Paul Johnson, donde éste dice que “Ningún dictador del trágico siglo veinte – desde Lenin, Stalin y Mao Zedong hasta los tiranos menores (pigmeos) como Kim II Sung, Castro, Perón, Mengistu, Saddam Hussein, Ceausescu y Gadhafi – estuvieron desprovistos de unos ecos característicos al prototipo napoleónico”.
Para Johnson, la grandeza transitoria de Napoleón, sobre cuyo altar Europa tuvo que sacrificar millones de vidas durante la guerra, no produjo mayores beneficios. Y entre otros aspectos, nos recuerda que Napoleón, por no entender la geopolítica, le vendió toda Louisiana a los Estados Unidos por un dinerillo.
De que, al menos en sus inicios, Napoleón fuera un exitoso, valiente y estudioso militar, no parece haber dudas, pero de ahí a extraer experiencias y esperanzas para nuestra Venezuela, luce como hasta irrespetuoso con nuestro país.
Johnson señala que Napoleón sufrió de dos debilidades. La primera, su carencia de la paciencia necesaria para pelear una guerra defensiva, de allí que sus ansias por resultados lo hacían iniciar acciones poco meditadas. La segunda, el hecho de que no sabía delegar, por lo que se rodeaba de ejecutores de órdenes, sin criterio independiente.
Dos aspectos del recuento de Johnson destacan diferencias con el mundo actual. En un primer término, el hecho de que Napoleón reconocía la importancia de actuar como emperador, mientras que hoy, frecuentemente tenemos que sufrir las chabacanerías de los dictadorcillos bonaporteños, que lejos de inspirar, obligan a tragar… risa y llanto.
El otro aspecto es el atinente a las consecuencias de su derrota. Napoleón fue enviado dos veces a un exilio dorado…aún cuando, el último, el de Elba, quizás no cumplió con todas las expectativas del ex-emperador. Hoy, por el contrario, un Napoleón derrotado tendría que enfrentar a una corte por crímenes contra la humanidad.
Donde sí encontramos similitudes actuales es con el mundo mediático, ya que, por no poder resistir las tentaciones crematísticas, alrededor de la figura de Napoleón, se generó una inmensa industria tejedora de leyendas y que por lo que vemos aún tiene algunos articulistas confundidos, doscientos años después.
PS. Como nota curiosa, hace poco declaro un descendiente directo del hermano de Napoleón, Charles Napoleón, que se avergonzaba por la actitud reaccionaria del Emperador hacia las mujeres.






marzo 10, 2005

Mi conclusión sobre Citgo

TRAS CUATRO ARTICULOS escritos sobre Citgo y dos meses de mensajes electrónicos recibidos sobre el tema, debería poder llegar a una cierta conclusión y así trataré.
Si los actuales estudios, que dicen que están haciendo sobre Citgo, no indican unas buenas perspectivas y resulta posible estructurar una venta donde: se obtenga un buen precio por la empresa o sus activos, nos liberemos de las obligaciones contractuales de vender nuestro petróleo a descuento y nos aseguremos una continuidad en la refinación de nuestro crudo pesado contratando con terceros, pues hagámoslo... y se acabó el asunto.
Ahora bien, que todo lo anterior se dé, no será fácil. Además, mientras los que contratan el análisis no tengan ganas de abandonar la empresa, los analistas siempre conseguirán en sus proyecciones financieras ese numerito o esa premisa, que cuadra los resultados con los deseos de quien los contrata. Es justamente en esa habilidad que se cimienta la fama de muchos analistas.
Pero supongamos, como muy bien pudiera ser, que Citgo, independientemente de sus pobres resultados del pasado, ahora efectivamente sí evidencie un gran potencial. Pues amigos, por lo que he visto y oído, aun en ese caso creo que debemos venderla. Mi razón es que sencillamente resulta difícil evitar el que en una empresa estatal como Citgo unos burócratas meritorios, o unos revolucionarios apasionados, tarde o temprano, caigan en la tentación de abusar si es que ya no lo han hecho. Por si acaso, el sucumbir ante una tentación no es algo típicamente venezolano, sino algo muy universal.
Durante los primeros diez años de su nacionalización, nuestra industria petrolera estuvo muy bien manejada, a punta del fervor y el talante de sus creadores iniciales... un combustible que se agota con el transcurrir del tiempo. Las dos décadas siguientes resultaron más o menos aceptables, por cuanto en Pdvsa existían varias filiales, que con sus orgullos corporativos, de una manera u otra se vigilaban entre sí. Lamentablemente, desde la arrogante centralización de Pdvsa, que acabó con las filiales, sin duda que la industria se fue palo abajo. Hoy, para recuperar el buen manejo de nuestro petróleo necesitamos concentrarnos en la producción petrolera propiamente dicha y dejar en manos privadas todas las demás actividades petroleras aguas abajo y en las cuales el país, con toda seguridad, sólo tiene que perder algo de lo que antes le haya ingresado por su petróleo.

El Universal 

https://petropolitan.blogspot.com/2005/03/mi-conclusion-sobre-citgo.html