diciembre 20, 2001

La Torre Babeléctrica

En Venezuela, nadie conoce cómo se fijan las tarifas eléctricas y mucho menos si son las correctas. Bueno..., excepto los abogados, que dirán que “son la publicadas en la Gaceta Oficial”.¡Kurowski, Usted si que es un exagerado! Amigos, no lo creo y para muestra un botón.

Imagínense la dificultad que tendría la Superintendencia de Bancos para regular, si cada banco usara distintos códigos de contabilidad. Algo así ocurre en el sector eléctrico donde, al menos hasta donde tengo conocimiento, todavía no han logrado introducir un Código Uniforme de Cuentas (CUC).

Recientemente, me atreví a llamarle la atención a las autoridades por su desidia en esta materia y salí regañado. Alberto Méndez, un defensor del sector, en su artículo “La alborada del gracioso”, en donde el gracioso supuestamente era yo, me advirtió: “el CUC... está completamente finalizado, siendo revisado actualmente por las autoridades regulatorias antes de ser presentado a las empresas eléctricas”.

Pensaba dejarlo de ese tamaño, pero cuál no sería mi sorpresa cuando leo que ya en el Decreto 1158 de Noviembre de 1996, denominado “Normas para la Regulación del Sector Eléctrico”, se establecía que “las empresas eléctricas deberán llevar su contabilidad .... con arreglo al CUC que apruebe el Ministerio de Energía y Minas”. Casi me caigo de la silla al ver que se instruía al MEM para que iniciara el diseño del CUC, con el apoyo de la Fundación para el Desarrollo del Servicio Eléctrico (Fundelec), en un plazo de quince días. ¡EN QUINCE DÍAS - EN 1996! Como entenderán, quedé picado y busqué.

¡BINGO! El Decreto 2.383 de Junio de 1992: “Normas del Servicio Eléctrico”, creaba una Comisión Reguladora, que con el apoyo de Fundelec debería “Realizar los estudios técnicos con el fin de preparar el CUC de uso obligatorio de para las empresas eléctricas, a los efectos de la determinación de las tarifas.”

¡BINGO! El Decreto 368 de Junio de 1989: “Normas Tarifarias”, creó el Comité Nacional de Tarifas Eléctricas, con atribuciones para “realizar los estudios técnicos con el objeto de establecer el CUC, de uso obligatorio para las empresas eléctricas, a los efectos de la determinación de las tarifas..”

Por compasión no seguí, pero lo cierto es que, por lo menos desde 1989, andan en esto de preparar un CUC y, ya sea por desidia o por entreguismo ante una industria que se cree beneficiada por el oscurantismo, creo que esto evidencia que el sector requiere y merece de una buena revolcada. Observando la pobre actuación de Fundelec, casi oigo la súplica de un Ricardo III moderno, “Porfa... una República, por un servidor público”.

Hoy, cuando el MEM, con precisión de dos decimales, nos indica un posible aumento del 3.54% en las tarifas para el 2002 y la industria responde que debería ser del 7 al 8%, no se impresionen.... todo es parte de un minué eléctrico y que bien bailado, busca esconder que aquí, en ésta nuestra Torre Babeléctrica, rige la confusión y nadie sabe nada de nada.

Publicado en El Universal, Caracas, 20 de Diciembre de 2001



diciembre 06, 2001

Penumbra andina

En Mayo 2001, desesperados, los gobernadores de los estados andinos promovieron la idea de que la región asumiese la responsabilidad directa por su servicio eléctrico. Tuve la oportunidad de participar en el debate, lo que me sirvió para comprender no sólo el porqué del caos eléctrico de los Andes, sino además el porqué este Gobierno, como dicen, no va pal baile.
Una reunión: de un lado de la mesa, una docena de profesionales de la electricidad dedicados a la generación (Desurca), del otro, un número igual ligado a la distribución (Cadela). Si bien la mayoría vivían en San Cristóbal y trabajaban desde hace años para Cadafe, sin embargo, muchos ni se conocían ni sabían de sus respectivos problemas, no obstante que desempeñaban actividades complementarias. Al oír las preguntas que se intercambiaban los generadores y los distribuidores, quedó claro que el centralismo de Cadafe les había negado a estos profesionales la posibilidad de una visión integral del problema.
Un estudio: leí las premisas financieras usadas para planificar La Vueltosa, un proyecto hidroeléctrico de gran importancia para esta zona, que desde hace mucho tiempo sufre de un racionamiento. Los Andes siempre tendrán un costo de distribución relativamente alto debido a su accidentada geografía, a la ausencia de grandes compradores de electricidad y a la gran dispersión de su población. Pues bien, La Vueltosa, en lugar de buscar servir al consumidor andino para compensar tales desventajas, contemplaba exportar un 60% de la electricidad generada a Colombia y vender localmente la electricidad en función de su precio internacional, prometiendo así unos fabulosos rendimientos del 28% en dólares al capital privado y abundantes dividendos para Cadafe.
Una realidad: las subsidiarias de Cadafe se mantienen débiles, creo que para evitar cualquier movimiento independentista. Basta como ejemplo el de Cadela, que debe depositar en una cuenta central de Cadafe hasta el último bolívar que cobra y, no obstante, en 18 meses no había recibido recursos para instalar ni un solo medidor ni un solo transformador.
Mi conclusión: No hay un argumento válido que justifique impedir que los Andes asuman la responsabilidad directa por su electricidad. Por el contrario, el permitirlo contribuirá al inicio de una reactivación económica basada en una gestión descentralizada, mucho más capaz e interesada en evaluar y aprovechar todas las sinergias posibles.
Mi predicción: ¡Oscuridad! Se nombró una comisión para estudiar la Hidroeléctrica de los Andes, pero el secretario de la misma es el mismo viceministro de Energía y Minas, un recién llegado al sector, que le respondió a los que solicitaban la regionalización con algo como 'No se preocupen, ya sus problemas están resueltos, ya inicié conversaciones con unos de Italia para arreglarles La Vueltosa'. Al observar, además, como las compras de electricidad a Colombia también las negocia el mismo vice, parecería que lejos de descentralizar a Cadafe, a ésta la estuvieran centralizando en el ministerio.